13 de junio de 2007

Diálogo entre cónyuges acostumbrados el uno al otro

(Lo escrito entre paréntesis corresponde a los pensamientos de los hablantes.)

-(Otra vez lo mismo de siempre.) No, ahora, no.
-(Pero si es sábado...) ¿Por qué no?
-(Porque no quiero.) Porque me duele la cabeza.
-(Siempre el mismo verso.) Dale...
-(Quince años de casados para terminar así.) ¿Todavía me amás?
-(¿Qué dice ésta ahora?) ¿Qué?
-(Hace tiempo para pensar qué responderme.) Si todavía me amás, como cuando nos casamos.
-(¿Y qué le digo ahora?) Si no querés tener sexo, decime.
-(Para él es tener sexo. Y para mí también. Ya no hacemos el amor. Hace rato que no hay amor.) Sexo. Sólo sexo. Todo sexo. ¿Me amás o no?
-Prendé la luz.
-(¿Para qué? No creo que haya renunciado al sexo. Después querrá apagarla otra vez.)
-Yo te amo desde hace quince años. Y te lodigo con la luz prendida para que veas que no miento.
- Eso lo puedo ver con la luz prendida y con la luz apagada. (Como ahora...)
-(La ignoro...) ¿Y vos? ¿Todavía me amás?
-Yo te amo tanto que me aburro. (Me gustaba más cuando, si yo le decía que me dolía la cabeza, prendía el televisor.)
-(Tendría que haber prendido el televisor.) Me imagino.
-(De vuelta empieza a tocarme. ¿Cómo le digo que ya no me excita, que lo puedo amar, pero que no quiero tener sexo?) Eh...
-Apagá la luz, mi amor.
-(Dudé demasiado, ahora, quiera o no...) Eh...
-Dale, apagá. (Gané yo.)
-(Me conoce de memoria y volvió a ganar.) Bueno.
-(Por fin.) Por fin.
-(¿Hace cuánto que no nos besamos? Después de todo, no soy más que su mujer.) Años...
-(¿Con qué sale ahora?) ¿Qué?
-No, nada. (Y no nos podemos divorciar.)
-(Quizá cuando seamos más viejos...) Ah...
-(Por los chicos, más que nada.)
-(Ni siquiera se gasta en fingir.) Ah... Ah... Ah...
-¿Acabaste?
-Esperá. Ahí sí. Y no, no nos podemos divorciar.
-Ya sé.
-¿El control remoto?
-Tomá. Bajá el volumen porque quiero dormir.