23 de diciembre de 2006

Canción de cuna (o cómo se puede ser también historia)

No te pediré que duermas:
porque el amor nos despierta.
No le pediré que vuelva
sabés, tu madre ya no está cerca.

Y tendré que esperar
a que cierres los ojos
para ir a comprar
unos cuantos cerrojos.
Y así, que estés siempre conmigo
ya no será un sueño.
No quiero ser tu amigo
pero tampoco tu dueño.

Vos, mi niña, dormirás
algún día, sin miedos.
Y yo, tu padre, velaré
para que no pierdas el cielo.

Ay, mi niña duerme así.
Ay, que mi cielo sos vos.
Ay, ella era todo para mí.
Seremos apenas, siempre dos.


Estreno simultáneo (!)

7 de noviembre de 2006

Perder el turno

Entramos a las siete de la mañana
el nuevo entrega los turnos
a la gente que está desde las seis
empezaremos a atenderla a las ocho

durante el día
nos miramos muchas veces
todavía no creemos
cómo después de esto
seguimos vivos

y esa es una afirmación que pesa
una pregunta que duele

sin embargo estamos, caminamos
entre turno y turno
halamos, comemos ya tendemos
a la gente
pero a la gente que sacó turno

pero sé
que nada sirve
cuando ya estoy en la calle
y me siento desorientado
que no es suficiente hacer todo eso
para evitar que a las tres de la tarde
me pregunte dónde está el cielo

y el cielo está donde siempre
aun después de tanto infierno

13 de octubre de 2006

Idilio

La desnudó con tranquilidad, lentamente, besándole cada rincón recién descubierto. Le pasó las manos por los muslos; y ella, sin querer moverse. La ayudó a darse vuelta y le rasguñó suavemente la espalda, siguiendo el sendero marcado por la columna vertebral; y ella, llorando en silencio. Le acarició el pelo y le besó las orejas; y ella, con la frase en la punta de la lengua y los ojos cerrados. Él, quiero pasar el resto de mi vida con vos; y ella, estoy embarazada. Él, pero sin hijos.